Algunos reconocen haber tenido que trabajar día y noche para estar listos en la apertura de la exposición, en el parque madrileño de la Casa de Campo, en el marco de un concurso que premiará la casa "que consuma menos y produzca menos deshechos durante su ciclo de vida".
El objetivo del concurso: "sensibilizar a los ciudadanos de la importancia del medio ambiente y de la construcción sostenible", dicen los organizadores del certamen, patrocinado por empresas privadas y por el Estado español, que dió 50.000 euros a cada uno de los equipos. Los participantes se esforzaron por utilizar un mínimo de materiales y aprovechar un máximo de energía solar, pero también serán puntuados sobre otros aspectos como la eficiencia energética, el confort, la convivialidad o la comunicación de su vivienda con el exterior. Decididos a "atajar el déficit de vivienda" que sufre Brasil, el equipo de la Universidad Federal de Santa Catarina y la Universidad de Sao Paulo diseñó una casa con métodos de prefabricación que "reducen el tiempo de construcción y los costes".
Apostando por "introducir pequeños cambios en el comportamiento cotidiano", los brasileños idearon una vivienda de madera que reduce la necesidad de agua potable mediante un sistema de recogida de agua de lluvia y un sanitario ecológico seco.Un sistema de humedales de plantas macrofitas filtra el agua residual reduciendo la necesidad de tratamiento para salvaguardar las "áreas medioambientalmente vulnerables de Brasil", según el proyecto."La casa puede girar 180 grados" mediante un mando a distancia, explica por su parte el portugués Joao Agostinho, estudiante de ingeniería de 23 años mientras muestra la vivienda de la Universidad de Oporto, cubierta de una "piel de paneles fotovoltaicos" orientable.Como las otras, produce más energía de la que cosume. Así, el resto puede servir para la iluminación de las calles de su ciudad o para recargar las baterías de vehículos eléctricos. Por su parte los japoneses de la Universidad de Chiba se centraron en la convivialidad y el atractivo visual, proponiendo una casa rodeada de un arrozal, árboles frutales, enredaderas y todo tipo de plantas aromáticas."El concepto es salvar la identidad de la casa japonesa mezclada con materiales modernos", explica uno de los estudiantes nipones. "Nuestro casa está abierta al exterior y es una invitación dirigida a otros para que vengan a visitarnos", agrega. A pocos metros, el proyecto chino atrae la mirada, con sus muros exteriores hechos de grandes rombos de bambú entrelazados y coronada con gigantescos paneles solares. En total, cinco proyectos españoles, dos franceses, uno franco-italiano, uno italiano, dos alemanes, uno danés, uno portugués, uno rumano, uno húngaro, uno japonés, uno chino, uno egipcio y uno brasileño compiten por el premio. La primera edición europea del Solar Decathlon, una competición organizada en un principio por el departamento estadounidense de Energía desde 1999, había atraído a 200.000 visitantes en 2010 en Madrid.
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